Solo por ver a este mito de la canción salir al escenario entre aplausos que no paran hasta que empieza el acompañamiento musical ya casi merece la pena estar allí, entre tanta sensibilidad repartida por igual entre jovenes y viejos admiradores de Serrat.
A mi lado tenía una señora que ya no cumpliría los 80 y la mujer se levantaba a aplaudir cuando veía a todo el mundo hacerlo, a pesar de que su nieta tenía que ayudarla porque ella sola casi no podía. No sé si la anciana entendería los poemas de Miguel Hernández, pero estaba viendo a Joan Manuel en el escenario y eso ya le bastaba.
Serrat, eres único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario